Nos pasa muy seguido que llega la quincena y al poco tiempo ya no tenemos ni un peso. De cierta forma, es algo normal, pues es cuando tenemos gastos fijos fuertes, como la renta. Sin embargo, deberíamos ser capaces de ahorrar para imprevistos, o para ocasiones especiales. Una forma de lograrlo es mediante un presupuesto que nos permita tener el control de nuestras finanzas.
Aquí te decimos como hacerlo, sea en la computadora o a mano, como más cómodo te sientas.
Lo primero, es definir tus ingresos y gastos fijos. Hacer una lista con lo que ganas y lo que gastas mes con mes a fuerzas: la renta, el agua, la luz, internet, comida, etc. Son esas cosas que no puedes dejar de pagar.
Lo siguiente, es incluir en la lista lo que está destino para ahorrar y para deudas, como créditos, tarjetas de crédito, etc.
Después, se tienen que agregar los gastos específicos de cada mes. Es decir, si tienes que ir al doctor, incluirlo. Este es un rubro variable, cambia con cada presupuesto.
Por último, nuestros gastos personales. Para ello, puedes ver en una semana cuánto es tu “gasto hormiga”: refrescos, cigarros, salidas, café, etc. Lo ideal es que, una vez que sabes cuánto gastas en cosas no necesarias, puedas disminuir la cantidad de este rubro y ahorrar más.
Ya que tienes todos tus gastos, se los restas a los ingresos para saber cuánto te queda y, dependiendo de cuánto sea, en qué lo vas a usar. Si no te queda nada, o incluso te falta, tienes que evaluar en qué estás gastando de más para que logres salir a flote y no te quedes endeudado. Controlar los gastos hormiga ayuda para esto.
El presupuesto no es algo que haces una vez y ya, sino que lo tienes que ir ajustando mes con mes, intentando disminuir los gastos no necesario para lograr ahorrar más.